Con un pucho en la mano y un gancia caliente le conté todos mis secretos. Ya estabamos medias boludas, veíamos la noche pasar, y aunque en el cielo no había estrellas nosotras brillabamos una para la otra.
La morocha estaba media apagada y avergonzada, sin embargo la rubia no se había ido como haría cualquiera. La seguía amando, compartiendo la misma botella.
Esperaban a que ellos llegaran. Eran las once y diez y ya no coordinaban sus pasos. Nadie podía esperar a que después de tales horribles confesiones siguieran riendo, pero eso pasaba.
Siempre juntas, la de pelo castaño oscuro y la de pelo castaño claro. Se seguirían amando, nunca en vano.
La morocha estaba media apagada y avergonzada, sin embargo la rubia no se había ido como haría cualquiera. La seguía amando, compartiendo la misma botella.
Esperaban a que ellos llegaran. Eran las once y diez y ya no coordinaban sus pasos. Nadie podía esperar a que después de tales horribles confesiones siguieran riendo, pero eso pasaba.
Siempre juntas, la de pelo castaño oscuro y la de pelo castaño claro. Se seguirían amando, nunca en vano.
2 comentarios:
escabio+cigarros+plaza= texto (? jajajaj
bien ahi esposa, que suerte que volviste entera... creo (?)
ALCOHOLICAS
:P
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