Le había costado tanto tiempo comprender que su razón en este mundo era inexistente. Tanta utopía no podía sobrevivir sin un poco de su fiel enemiga, la distopía. No podía ser todo perfecto, no, ella siempre le encontraría el lado malo.
Nunca quiso herir a nadie, pero sin embargo lo hizo. No se preocupo ni por su bien estar ni por el de los demás.
Simplemente, allí estaba ahora, lamentandose por años de vana crueldad.
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