Eran sus ojos tibios, que me hacían recordar el verano.
Era su pelo, que me enloquecía con cada suave movimiento.
Era su boca, que me atrapaba con el dulce tono de su voz.
Era amor.
Era su pelo, que me enloquecía con cada suave movimiento.
Era su boca, que me atrapaba con el dulce tono de su voz.
Era amor.
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