Entre tu boca y la mía
hay un espacio enorme que creí que jamás existiría.
Quizá si, pero siendo ese el caso no me importaría.
Me arriesgué a jugar y ahora no encuentro la salida.
Por más que me guste debo acabar con esta hipocrecía.
Por más que no quiera debo empezar otra partida.
Por más que lo niegue tu no eres el hombre de mi vida.
Por más que lo sienta, debo estar confundida.
Si hace falta lloraría.
Caminos inhóspitos y a monstruos feroces me enfrentaría.
Mares y montañas atravesaría.
Pero debí aceptar desde un principio que jamás me querrías.